Hezbolá: reconocida como una organización terrorista
Hezbolá es reconocida como una organización terrorista por gran parte de la comunidad internacional. Este reconocimiento proporciona el marco legal con el que se sanciona a cientos de miembros de Hezbolá, ciudadanos libaneses, empresas y otras organizaciones afiliadas. Tanto las entidades públicas como privadas en los países que adoptan dicha legislación deben retener todos los activos asociados a Hezbolá y tienen prohibido entablar relaciones financieras o comerciales.
EE.UU., el Reino Unido, Alemania, la Liga Árabe e Israel se encuentran entre un número creciente de países que reconocen a Hezbolá en su totalidad como una organización terrorista. Por el contrario, la Unión Europea hasta el momento solo ha designado el ala militar de Hezbolá como una organización terrorista, una decisión que se tomó en el 2013 después del ataque a un autobús turístico frente al aeropuerto de Burgas en Bulgaria en 2012.
Dentro de la organización, la red no está diferenciada. Naim Qassem, subsecretario general de Hezbollah, declaró públicamente que “en el Líbano, hay un Hezbollah, llamado Hezbollah. No tenemos un ala militar y política ".
En la práctica, las alas militares y políticas de Hezbolá trabajan en conjunto para avanzar en la agenda terrorista de la organización, con una distinción que es puramente nominal. De hecho, los diversos organismos de Hezbolá actúan como una red interrelacionada diseñada para apoyar los objetivos operativos de la organización en el Líbano, Siria, Israel y otros países en el extranjero. La prueba de esta dinámica se puede encontrar en al menos tres dimensiones.
Muchos funcionarios de Hezbolá tienen roles militares y políticos. El Consejo Shura, el máximo órgano de decisión de Hezbolá, está compuesto por representantes de las instituciones militares, políticas y sociales de la organización. El Consejo Shura es responsable de la formulación de políticas y la toma de decisiones en todos los aspectos de las actividades de Hezbolá, incluidos los militares. Otra demostración reciente de este fenómeno es la participación activa de Hashem Safieddine, jefe del Consejo Ejecutivo, en el desfile militar de Hezbolá en al-Qusayr en noviembre del 2016.
A nivel organizacional, numerosas instituciones sociales y políticas aparentemente inocuas sirven como conductos para la actividad terrorista. Un excelente ejemplo de esto es el Departamento de Relaciones Exteriores (DRE), con Sheikh Ali Damush, quien recientemente fue incluido en la lista de vigilancia de terroristas, como la cabeza. Oficialmente, este organismo es responsable de mantener las relaciones entre Hezbolá y la diáspora libanesa-chiíta. Sin embargo, debido a la designación de la Organización de Seguridad Externa (OSE) y al estricto monitoreo internacional de sus actividades, el DRE desempeña un papel crucial en el apoyo y promoción de las actividades terroristas de Hezbolá en el extranjero mediante el reclutamiento, financiación y difusión de la propaganda.
A nivel financiero, Hezbolá utiliza sus instituciones sociales y políticas en el Líbano, así como la gran diáspora libanesa, para canalizar dinero para financiar las actividades militares de la organización. Además de las instituciones, las actividades de Hezbolá también son financiadas por empresarios. Por ejemplo, en diciembre del 2019, el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos designó a los empresarios libaneses Nazem Ahmad y Saleh Assi para "años de actividad comercial ilegítima para reunir y canalizar ingresos ilícitos a Hezbolá".
Las FDI siguen comprometidas a proteger a los civiles israelíes contra la amenaza de Hezbolá y todas las organizaciones terroristas.