“Todos los días es el Día de la Memoria:” Cap. Noy experimentando y sobrepasando la tragedia
Cap. Noy, un líder de equipo en la Unidad de Telecomunicaciones de Hoshen, va a ser honorada por el mayor general del Cuerpo C4i con un premio a la excelencia. Ella cuenta su historia y explica porque el premio significa tanto para ella y su familia.
En 2002, durante la Segunda Intifada, mi familia y yo estábamos en el bar mitzvah de mi primo. La noche de ese sábado, había un terrorista suicida con explosivos en la misma calle. Once personas fueron asesinadas en ese ataque terrorista; ocho de ellos fueron familiares míos. Mi tío, su esposa y sus dos hijas—la familia completa—otros dos tíos y mis dos hermanos. Mi hermano mayor, Lidor, y mi hermana menor, Oriya. Lidor tenía 11 años y Oriya tenía un año. Éramos tres hermanos—quedó uno solo.
Fue realmente difícil continuar. Mi hermano mayor era como una madre y un padre para mi, debido a que mis padres trabajaban mucho. Me traía a casa del colegio, comíamos juntos y veíamos televisión juntos. Estábamos juntos todo el tiempo; éramos extremadamente unidos. Cuando los mataron, todo cambió.
Mis padres decidieron continuar con sus vidas, ver el vaso medio lleno y de verdad continuar. Un año después, trajeron otro niño al mundo, a quien llamaron Shalev—que significa “serenidad”—porque trajo serenidad de nuevo a la familia. Hoy en día, él tiene 14 años. Un año después, mi hermana Talia nació, y hoy tiene 13 años. Continuamos viviendo. Mis padres son personas muy fuertes.
Después me uní al ejército. Siempre fue mi sueño ser oficial, incluso antes de entrar al ejercito, así que fui directo al curso de oficiales. Desde el ataque, trabajo duro cada día y todos los días para traer alegría a mis padres. Por eso es que este premio a la excelencia es tan importante para mí, especialmente ahora, cerca del Día de la Memoria, el momento más difícil del año. Ser capaz de hacerlos felices —eso es un honor para mí.
Dos semanas antes del ataque terrorista, recuerdo haber visto imágenes de un ataque en televisión. Yo era una niña pequeña que no entendía nada —tenía ocho años —así que pregunté a mi madre, ‘¿qué es un ataque terrorista?’ y ella me dijo que es alguien que quería morir y, también, matar a otras personas. No sabía de qué estaba hablando, ni nada sobre el conflicto, pero lo que vivimos, me hizo dar cuenta que no tenemos otro país. Los terroristas quieren herirnos, quieren destruirnos, pero mi familia y yo decidimos continuar con nuestras vidas. Quise unirme al ejército y hacer todo lo posible para proteger a mi país. Quise fortificar al ejército, hacer la tarea más significante para cuidar al Estado de Israel.
Lo que mis padres siempre dicen es, ‘todos los días es el Día de la Memoria.’ Pero el Día de la Memoria es el día en el que todos experimentan lo que vivimos, todos, por un día, se unen en nuestro dolor.
Mis familiares no fueron asesinados sin motivo—fueron asesinados por ser judíos. Para mi y para mi familia, es muy difícil hacer la transición entre el Día de la Memoria y el Día de la Independencia, porque es una transición brusca. Es atravesar este día de tristeza extrema en el que sientes que no puedes salir de la cama, y un segundo después, tienes que celebrar. Cuando era pequeña, siempre me frustraba. Me solía preguntar, ‘¿cómo es posible?’. Ahora que soy mayor, y ahora que estoy en uniforme, entiendo que sin toda esta muerte, sin todos aquellos que fueron asesinados, sin aquellos que se sacrificaron, el estado nunca hubiese sido establecido y nunca hubiésemos llegado a estar donde estamos hoy.
A pesar de que es difícil, pienso que es algo que nos ayuda a avanzar y nos ayuda a mirar el vaso medio lleno —entender que todavía tenemos este país. A pesar de todas las guerras y todos los ataques terroristas, no murieron sin motivo. Vivimos en este país y no es porque sí”.